Cuando  empecé a trabajar con Judith llegaba de una sobrecarga de esfuerzo incontrolado en las cuerda vocales, físico y emocional. Pensé que ella me ayudaría sobre todo con lo primero, pero me sorprendió, ya que su mamera de trabajar hizo que lo demás mejorara también.

En las primeras semanas empecé a notar mejoría, no sólo en la voz. A la hora de trabajar también adquieres nuevos hábitos, pequeños consejos muy fáciles de incorporar a tu rutina que, en su conjunto, hacen que todo esté equilibrado. 

Al principio le comenté mi principal miedo: que la voz me cambiase y que al trabajarla para cuidarla perdiese el aire o ese desgaste que ya trae. 

Me dijo que no cambiaría, que se aseguraría de que siguiera como está, pero sin hacerme daño. Y así fue. 

Su manera de trabajar se adecúa a tus necesidades, seas del estilo que seas ya que las entiende, sabe trabajar con ellas y, sobre todo, las respeta. 

Todas las herramientas específicas que necesitas te las da y por eso yo la recomiendo siempre a mis compañeros. 

Me ayudó en mi desesperación, porque tardé mucho en acudir a ella. Consiguió incluso que cambiase mi manera de lidiar con la frustración cuando algo en la voz va mal, de manera que se minimiza el daño, tanto vocal como físico, como emocional.

¡Gracias Judith, espero que me acompañes muchos años más!